La fábula (el arte) y la historia

“Jamás un poeta ha conocido los caracteres reales de los personajes históricos que utiliza en sus obras de teatro, y si los hubiese conocido le habría sido difícil sacar partido de ellos. Para el poeta lo importante es conocer el efecto que se propone obtener, debe adaptar a este fin los caracteres de los personajes. Si yo hubiese pintado a Egmont tal como nos lo describe la historia, es decir, como un buen padre de doce hijos, su proceder a la ligera resultaría la cosa más absurda del mundo. Me hacía falta, pues, otro Egmont, que obrase más de acuerdo con mis intenciones poéticas; y éste, sí que sería, como dice Klarchen, «mi Egmont».

¡Para qué valdrían los poetas si su misión fuese repetir lo que dicen los historiadores! El poeta ha de ir más lejos y darnos algo tan elevado y superior como le sea posible. Los caracteres de los personajes de Sófocles revelan algo de la grandeza del gran poeta, y en los de Shakespeare alienta el alma del genio que los creó. Es justo que sea así, y ésta es la manera como debe procederse. Pero Shakespeare va más allá, haciendo ingleses de sus romanos, y también en esto lleva razón, pues de lo contrario sus compatriotas no le hubiesen comprendido.”

Conversaciones con Goethe, por J.P. Eckermann (31 enero 1827). Trad. Jaime Bofill y Ferro. Editorial Iberia, Barcelona, 1956.

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