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De aquí y ahora. El tema de la literatura (A.E.P.13)

EGO.- Mira, quizá será cosa de la edad, pero yo tengo la impresión de que todo lo bueno que puede dar la literatura… lo ha dado ya. De hecho, hace tiempo que no leo nada actual, y últimamente me dedico a releer libros que leí hace muchos años.

ALTER.- ¿No te interesa nada de lo actual, de lo contemporáneo?

EGO.- Apenas nada.

ALTER.- Perdona que te lo diga, pero ese desinterés, ese desprecio por los escritores de hoy no habla muy bien de ti.

EGO.- ¿Por qué?

ALTER.- Para empezar, esa actitud es reveladora… de una falta de fe en el progreso.

EGO.- En el arte no hay progreso. Lo vimos en la primera lección.

ALTER.- De miedo a equivocarte al juzgar nuevos valores.

EGO.- Miedo a perder el tiempo, más bien.

ALTER.- De insolidaridad con los colegas de tu generación.

EGO.- A ningún creador verdadero le interesa la obra de sus contemporáneos más próximos. Lo descubrió Gombrowicz.

ALTER.- Supongo que fue otro gran insolidario.

EGO.- Supones bien. Y has de tener en cuenta que la palabra “solidaridad” no pertenece al léxico del arte…. Aunque a otro nivel, mucho más profundo, nadie hay más solidario que el verdadero artista. Todas las noches, en su humilde habitación de escritor, Kafka realizaba una labor infinitamente más solidaria que la del más diligente agitador de masas.

ALTER.- ¿Pero de verdad no te interesa nada de lo que se escribe aquí y ahora?

EGO.- Esa es la palabra: no me interesa. Lo cual no supone ningún juicio de valor sobre las obras, sino, en todo caso, algún defecto de mi aparato receptor. Puede haber cosas magníficas…en ese caso, ya me llegarán. No he de ir yo a buscarlas. Siempre ha sido así: todo lo bueno que me ha dado la literatura me “ha llegado”, de una u otra manera. Quiero decir que, del mismo modo que en ningún momento me dije “voy a ponerme a leer literatura germánica”, literatura que, no sé por qué, ha resultado ser la que más he leído y la que más satisfacciones me ha proporcionado, tampoco pienso decirme “voy a leer literatura de aquí y ahora”. Si algo me ha de llegar, ya me llegará.

ALTER.- No me creo que, a tu edad, no te haya “llegado” nada de nuestros contemporáneos. Porque, si eso fuese cierto, significaría, una de dos, o que hay un fuerte prejuicio por tu parte o que la literatura española actual no vale una mierda.

EGO.- No hay que irse a los extremos, ni en los planteamientos ni en el lenguaje. Yo no he dicho que no me haya llegado nada en absoluto de nuestros contemporáneos…

ALTER.- Un nombre, por favor…

EGO.- Imposible. Va contra las normas.

ALTER.- ¿Se puede saber en qué consiste exactamente esa norma?

EGO.- No nombrarás autores españoles vivos.

ALTER.- ¿Latinoamericanos tampoco?

EGO.- Bueno…se podría hacer alguna excepción. De hecho ya he nombrado a Sábato más de una vez. Y hubiese sentido mucho no poder hacerlo. Para mí, Sábato es todo un clásico.

(Téngase en cuenta que este fragmento se escribió en 2004)

ALTER.- Me vienen ahora a la cabeza los nombres de dos autores españoles fallecidos hace poco, los dos nacidos en Barcelona. ¿Tienes algo que decir de ellos?

EGO.- Nada. Aquí hablamos de literatura en mayúsculas.

ALTER.- Pues dame un nombre de entre los fallecidos en los últimos cincuenta años. Mira que te lo pongo fácil…

EGO.- Sí, la pregunta es fácil…lo difícil es la respuesta. Y es que la inmensa mayoría de las obras de esos autores no me ha “llegado”. Y seguro que algo bueno me he perdido…problemas de mi aparato receptor, ya te lo decía…El único que puedo mencionar con pleno conocimiento de causa es Ramón J. Sender. Su Crónica del alba, especialmente la primera parte, es una obra absolutamente deliciosa, ah, y Teresa Chacel, por las Memorias de Leticia Valle…y La familia de Pascual Duarte, de Cela.

ALTER.- Y…

EGO.- Y para de contar.

ALTER.- Es un balance bastante pobre, ¿no?

EGO.- Es lo que hay. Pero quiero que quede bien claro lo que antes ya he apuntado: que mis opiniones son sólo mis opiniones, y que, si no hay manera de que me llegue nada de la literatura actual, el problema debe de estar en mí.

ALTER.- En tu aparato receptor.

EGO.- Sí, en mi aparato receptor…Y que sólo me pronuncio sobre las cosas que conozco y que, por lo tanto, es imposible que me pronuncie sobre la literatura actual. ¿Está claro? Reconozco mi ignorancia y asumo la responsabilidad. Y nadie tiene que darse por ofendido. Después de todo, yo no soy nadie.

ALTER.- Eso es una gran verdad.

EGO.- Y tú, menos que nadie.

ALTER.- Touché…Pero entonces, ¿qué somos?

EGO.- Meros pretextos para que tomen forma estos diálogos, supongo.

ALTER.- Yo también lo supongo. Pero es muy triste oir que uno es un mero pretexto para…

EGO.- Quién sabe si toda la humanidad no lo es.

ALTER.- Los seres humanos meros pretextos, simples medios, quieres decir…¿para qué?

EGO.- Ahí puedes poner lo que quieras: la sociedad comunista, el progreso infinito, la utopía perfecta, el superhombre…porque, desde el momento en que el individuo concreto que nace, vive y muere no puede gozar personalmente de alguna de esas dichosas culminaciones, queda reducido a la condición de simple escalón para el ascenso de las generaciones futuras. Y eso, considerando sólo las filosofías optimistas, porque, si nos atenemos a las otras, el individuo ya ni siquiera es escalón, sino un rápido destello que se agota en sí mismo, cuando no una pieza absurda, condenada con el todo a la eterna e inmisericorde repetición de los ciclos. Para mí, la única visión realmente optimista, y además concreta, es la que ofrece el cristianismo: la salvación al mismo tiempo personal y colectiva.

ALTER.- ¿Cristiano, pues?

EGO.- He dicho que es la mejor oferta, no que responda a una realidad.

ALTER.- Y alguna de las otras, ¿sí responde?

EGO.- Lo ignoro. Como lo ignora el más sabio de los filósofos…por muchos libros que escriba.

ALTER.- ¡Qué panorama tan sombrío! ¿Cómo hemos venido a para aquí?

EGO.- La literatura actual nos ha traído, y mi crasa ignorancia sobre el tema. Pero podemos corregir el derrotero.

ALTER.- Estupendo. El otro día leí esta frase: “El tema de la literatura es el sufrimiento humano”. ¿Qué opinas?

EGO.- Que es cierto. El tema de la literatura es el sufrimiento humano. Y el gozo y el dolor y el placer y el amor y el odio y la esperanza y la desesperación. Todo lo que afecta al ser humano constituye el tema de la literatura. Así que el que escribió esa frase dijo una gran verdad, pero se olvidó de otras verdades no menos grandes. Es lo malo de las sentencias rotundas: que dejan muchas cosas fuera. Y sin embargo…en cierto sentido…

ALTER.- En cierto sentido ¿qué?

EGO.- Estaba pensando que, según se mire, sí que hay una relación muy especial entre literatura y sufrimiento humano.

ALTER.- ¿Más que entre literatura y felicidad, por ejemplo?

EGO.- Sí, más, mucho más. Si lo piensas bien, todo relato literario, incluidos el cuento de hadas y la novela rosa, trata de las dificultades, los sinsabores, los sufrimientos de unas personas que, explícitamente o no, buscan la felicidad. Cuando el sufrimiento se acaba, el relato termina. A partir del momento en que se escribe “y se casaron y fueron felices” ya no hay literatura posible.

ALTER.- Podría funcionarles mal el matrimonio…

EGO.- Sí, pero entonces ya no serían felices, con lo que volvería a haber materia literaria.

ALTER.- Es curioso…¿Y a qué crees que se debe eso?

EGO.- La respuesta, como en tantas otras cuestiones, nos la da el Filósofo. Para él, sólo el dolor es real, positivo, mientras que la dicha no tiene entidad propia, es un concepto negativo, que se define por la ausencia de dolor. En coincidencia plena con esta idea Larra escribe “Lo malo es lo cierto. Sólo los bienes son ilusión”.

ALTER.- ¡Larra, influido por Schopenhauer!

EGO.- Imposible. Aunque son contemporáneos, en los años en que Larra escribe, el Filósofo (por cierto, te has saltado el pacto) es un perfecto desconocido, incluso en su país. En cambio, éste sí que lee a Larra, y hasta cita una frase suya, sacada de El doncel de don Enrique el Doliente.

ALTER.- Una frase muy profunda, supongo.

EGO.- Juzga tú mismo: “El que no ha tenido un perro no sabe lo que es querer y ser querido”

ALTER.- No sé si profunda o no, pero, desde luego, de lo más pesimista que he oído en mi vida.

EGO.- Esa es una visión antropocéntrica. Piensa que, para el perro, la frase es muy gratificante.

ALTER.- Por supuesto…Pero estábamos en que… ¿de verdad crees que no hay ninguna obra literaria que trate directamente de la felicidad?

EGO.- Ninguna, ni siquiera la novela rosa, como antes hemos visto. Bueno, todas tratan de la felicidad, pero en cuanto aspiración o meta, no en cuanto materia de descripción. Porque, como razonaba el de Danzig e intuía el de Madrid, sólo el sufrimiento tiene existencia real, susceptible de convertirse en materia literaria, mientras que la dicha, que no es más que ausencia de sufrimiento, carece de contenido narrable.

ALTER.- No sé…Yo creo que, si nos pusiésemos a pensar, daríamos con alguna obra que trata directamente de la felicidad.

EGO.- Pues pongámonos a pensar.

ALTER.-…

EGO.- ¿Qué?

ALTER.- Estoy pensando. Y tú, ¿no piensas?

EGO.- Sí, estoy pensando.

ALTER.-…

EGO.- ¿Qué?

ALTER.- Bueno, ya sabes que mi cultura literaria no es muy amplia. Pero estoy seguro que tú, si obras de buena fe, puedas dar con lo que buscamos.

EGO.- Pues yo creo que no, que no hay manera. No hay literatura que tenga por tema la descripción de la felicidad…y sin embargo…sí hay algo…

ALTER.- En qué quedamos. ¿Sí o no?

EGO.- Sí hay algo, pero no en la narrativa, sino en la poesía y en la literatura mística. Son pequeños fragmentos que aluden a instantes únicos. Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, San Juan de la Cruz, son los nombres que se me ocurren ahora.

ALTER.- Luego la felicidad sí puede ser objeto de la literatura.

EGO.- Sí, pero no de la narrativa, no de la novela. La novela consiste en el desarrollo de una historia, y la felicidad no tiene desarrollo, no tiene historia, por eso sólo puede ser captada por la mirada instantánea de la poesía…o de la mística, que a estos efectos son lo mismo.

ALTER.- Y además, se me ocurre ahora que una historia feliz de principio a fin carece de todo interés, excepto si es la tuya propia.

EGO.- Sí, ocurre como en las relaciones humanas: es más fácil compartir las penas de los amigos que sus alegrías.

ALTER.- ¿Oscar Wilde?

EGO.- Seguro. De todos modos, aún prescindiendo del componente cínico de la frase, es cierto que en la ostentación de la propia felicidad hay siempre algo de impudicia…y de trampa. El que se empeña en vendernos su felicidad nos produce la misma impresión que el que pretende vendernos su crecepelo milagroso. Goethe capta perfectamente ese sentimiento cuando dice “una persona que se estima feliz y exige a los demás que también lo sean, siempre nos sume en cierto malestar”.

ALTER.- Viniendo de quien viene, la observación es doblemente valiosa, ¿no?

EGO.- Sí, porque el poeta no habla desde el otro extremo, ni mucho menos, ya que, con mayor contundencia, abomina de los que pretenden convencernos de que este mundo no es más que un valle de lágrimas.

ALTER.- Resumiendo, que la felicidad no es materia de la literatura.

EGO.- Resumen mal formulado. Porque la felicidad tiene mucho, muchísimo que ver con la literatura, como tiene que ver con cualquier otra actividad humana, nadie actúa para ser más desgraciado, al menos conscientemente. Nuestra conclusión deberías formularla así: La descripción de la felicidad no es materia propia de la narrativa literaria.

ALTER.- Dala por formulada, maestro.

(De  Alter, Ego y el plan)

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Los caminos del libro. Literatura y cine. (A.E.P.12)

ALTER.- El otro día me preguntaba qué es lo que nos lleva a elegir un libro para leer, en vez de otro.

EGO.- Supongo que lo mismo nos lleva a elegir a una persona, para la amistad o el amor, en vez de a otra: la intuición de que ése es el libro, o la persona, que necesitamos.

ALTER.- Intuición que en muchos casos resulta falsa.

EGO.- En bastantes casos, sí, tanto con los libros como con las personas. Pero bueno, eso dependerá de las dotes intuitivas de cada cual. Los hay que casi siempre aciertan…y también los hay que casi siempre se equivocan.

ALTER.- Y también habrá el término medio.

EGO.- También, pero todo lo que tiene que ver con el término medio carece por completo de interés.

ALTER.- Vaya sorpresa. Te creía ponderado, ecuánime, colega de Claudio Magris y todo eso.. y ahora sales con…

EGO.- ¿Con qué? He dicho que el término medio carece de interés, no que carezca de todas las demás virtudes.

ALTER.- Pero, volviendo al tema, en tu caso ¿qué es lo que te lleva a empezar a leer un libro determinado?

EGO.- Las vías que te llevan a elegir un libro…hay de todo….puede ser… la lectura de otro libro. Esto es lo más corriente en mí. Una lectura te habla sugestivamente de un autor, o de un ambiente vinculado a un autor, y te entra el deseo de conocerlo directamente. El Danubio, de Claudio Magris, por ejemplo, me descubrió el mundo de Joseph Roth y, de un tirón, me leí cinco libros suyos, y con el máximo placer, te lo aseguro: La marcha Radetzky es una de las mejores novelas que he leído en mi vida. También puede ser… la lectura de algún artículo o reseña en un periódico o revista: de este modo me interesé por Claudio Magris, o también, el paseo por una librería hojeando los libros de los estantes, aunque este procedimiento, por lo general, más que llevarme a un autor determinado, me ha desaconsejado muchos.

ALTER.- ¿Y por la recomendación de algún amigo?

EGO.- Hace años, muchos años, un amigo me descubrió a Henry Miller; recientemente, otro me ha descubierto una deliciosa novelita de Thomas Mann, que no conocía.. Pero son casos excepcionales. Por lo general, la recomendación de los amigos no funciona en mi caso.

ALTER. – ¿Y las películas? ¿No te han sugerido alguna vez una lectura?

EGO.- Sí, pero sobre todo en la adolescencia y juventud. Por la película Quo vadis, leí la novela y lo mismo ocurrió con Sinué el Egipcio, y supongo que con alguna otra. Pero desde entonces, no recuerdo que ninguna película me haya conducido a una obra o autor.

ALTER.- Ya que has apuntado el tema, ¿qué opinas de la relación entre literatura y cine?

EGO.- Que, desde el nacimiento del cine, siempre ha existido…aunque con resultados más bien raquíticos.

ALTER.- Sí, es muy difícil que una obra literaria sea trasladada correctamente al cine.

EGO.- Depende. Una buena obra literaria perderá siempre en su traslado al cine, y es que hay que tener en cuenta que, si la obra la ha creado un verdadero artista, forzosamente necesitará otro artista de verdad para ser llevada a la pantalla con similares resultados. Por la misma razón, con las obras menores la adaptación resultará mucho más fácil. Es muy difícil que una gran novela no pierda profundidad y ambigüedad, es decir su riqueza más característica, al ser llevada al cine. Con el teatro es diferente…ahí tienes las excelentes versiones cinematográficas de Shakespeare, Oscar Wilde y otros. Y no me refiero al teatro meramente filmado, por supuesto. Y es que, pese a lo que pueda parecer por la profusión de medios con que cuenta el cine, el lenguaje cinematográfico es mucho más afín al teatral que al novelesco.

ALTER.- Y sin embargo, como tú mismo has apuntado, parece que el cine, con todos sus medios y efectos especiales, se presta perfectamente para representar toda la acción novelesca.

EGO.- ¿Toda?… A ver ¿A qué acción nos referimos? ¿A la que consiste en batallas, carreras y persecuciones? Por supuesto que ésa sí es representable por el cine. Pero no es éste, o no es éste principalmente, el tipo de acción que contiene una buena novela. La acción propia de una novela tiene que ver con el interior de los personajes, y con el del propio lector, y consiste en un proceso, por lo general lento y muy sutil, de modificación de las conciencias. A través de las vicisitudes de la acción externa, los personajes experimentan unas mutaciones internas que hacen que, por el ejemplo, el protagonista no sea al final lo mismo que era al principio. Don Quijote empieza como un hombre que quiere ser loco para poder vivir y termina como un hombre que quiere ser cuerdo para poder morir. Y también la conciencia del lector se modifica: cuando uno acaba de leer una novela, una buena novela, no es el mismo que cuando la empezó a leer.

ALTER.- Y tú crees que esa acción interior…

EGO.- Es muy difícil, por no decir imposible, que el cine la capte del texto de una novela, conservando el mismo espíritu que le infundió el autor.

ALTER.- ¿Y con el teatro no ocurre lo mismo?

EGO.- No, porque ahí la acción interior se desprende directamente de los diálogos de los personajes, diálogos que el cine puede recoger perfectamente, adaptándolos a sus propios medios expresivos, mientras que en la novela no se desprende sólo de los diálogos, que a veces ni siquiera existen, sino de todo el texto de la obra, con toda su riqueza de ambigüedades y matices. Y ahí radica la dificultad. ¿Te imaginas una adaptación cinematográfica de À rebours de Huysmans?

ALTER.- No, no me la imagino…De todos modos, seguro que recordarás alguna buena adaptación cinematográfica.

ALTER.- Sí, y alguna mala. Empecemos por la mala, y no es que sea de las peores, por cierto. El túnel, de Sabato, fue llevada a la pantalla por un director creo que español, y cosechó críticas más bien favorables. Pues bien, lo que yo vi fue una representación estéticamente muy cuidada de la misma historia que se cuenta en el libro, pero fría, glacial, carente por completo del fervor y la pasión con que el narrador nos arrastra en la novela. Yendo al otro caso, Dublineses, dirigida por Huston, adaptación del relato Los muertos, de Joyce, me pareció un ejercicio increíble de sabiduría cinematográfica en perfecta sintonía con la obra literaria.

ALTER.- Quizá es que tratándose de un relato corto…

EGO.- Quizá, no; seguro. Porque es el caso que el mismo Huston filmó una adaptación de Bajo el Volcán, de Malcolm Lowry…donde se ejemplifican todas las dificultades que antes he apuntado. Y es que la película es una buena ilustración de algunos aspectos de la novela, pero la inmensa riqueza que encierra la obra de Lowry queda casi por completo fuera de la pantalla. Lo mismo podría decirse de otra adaptación estimable, Guerra y paz, dirigida por King Vidor. Pero ¿es que alguien puede pensar que el riquísimo mundo literario de Tolstoy puede expresarse por otro medio que no sea la literatura? Una novela no es un guión cinematográfico. O no debería. 

(De Alter, Ego y el plan)

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Gombrowicz. Borges y Menard. La crítica. Leer y amar. (A.E.P.5)

EGO.- Gran personaje Gombrowicz, gran hombre, gran escritor y, sobre todo, insobornable adolescente. Su novela Ferdydurke, publicada en 1937, es como una ráfaga de aire fresco que, de repente, se lleva los sombreros de los señores, levanta las faldas de las señoras y desbarata todo lo que la madurez y la seriedad tenían tan bien dispuesto. Es la gran novela de la inmadurez, de lo informe, enfrentado a la madurez, a la Forma.

ALTER.- Una especie de novela de formación al revés, quieres decir.

EGO.- Más o menos. Figúrate, un hombre de treinta y tantos años, anclado conscientemente en la inmadurez, de pronto es secuestrado por un profesor de secundaria, que se lo lleva a un instituto, donde ha de convivir con colegiales quinceañeros, inmerso de nuevo en el mundo de la adolescencia. Este es el principio de una historia delirante y, desde luego, auténticamente transgresora, sobre todo situada en su época. Es el grito de rebeldía de lo inmaduro, de lo adolescente, frente a la hipocresía de lo formado, de lo establecido; es la absurda calidez de la vida frente a la fría rigidez de la muerte.

ALTER.- Un terrorista de la literatura

EGO.- Sí, pero no creasBasta con leer sus Diarios para darse cuenta de que su iconoclastia no va dirigida contra lo que podríamos llamar el arte perenne, sino más bien contra las modas y estereotipos que en cada momento imponen los grandes sacerdotes de la Forma. Piensa que, entre sus grandes admirados, se cuenta Thomas Mann, heredero directo de Goethe y Schopenhauer. Creo, por ejemplo, que en la defensa que hace de Bethoveen frente a Bach, más que sus propios gustos musicales, lo que le impulsa es la voluntad de oposición a los grandes sacerdotes que, ya entonces, habían dictaminado que la música de Bethoveen era sólo pasto sentimental para burgueses, mientras que el arte exquisito residía en Bach.

ALTER.- Un hombre realmente libre.

EGO.- Un creador tan libre que no se le pudo encasillar en ninguna tendencia. Él mismo, para facilitar la labor a los críticos, vino a decir que, por eliminación, se le podría considerar existencialista.

ALTER.- ¿Y de dónde era?

EGO.- De donde quiso. Nació en Polonia, donde publicó sus primeras obras. La guerra mundial le sorprendió en Argentina, y ahí se quedó y permaneció durante veinticuatro años, primero malviviendo y luego trabajando en el Banco Polaco y relacionándose, muy poco, con la gente de letras de Buenos Aires; conoció a Sabato, a Ocampo y a otros escritores más o menos consagrados. La traducción de Ferdydurke al castellano fue algo increíble.

ALTER.- ¿Quién la hizo?

EGO.- No, lo de increíble lo digo porque es el único caso, que yo sepa, de traducción asamblearia de una novela. Un grupo de escritores, reunidos en un café de Buenos Aires, entre las voces de los clientes y los golpes de taco de los billares, llevó a cabo la traducción definitiva sobre la versión en mal español aportada por el propio autor, quien naturalmente también participaba en los debates.

ALTER.-Y el resultado

EGO.- Excelente, te la recomiendo. Más tarde, en el 63 se fue a Europa y, ya reconocido internacionalmente, se estableció en Francia, donde murió seis años después.

ALTER.- O sea, que fue colega de los escritores del boom latinoamericano.

EGO.- No fue colega de nadie, pero más bien trató a los de la generación anterior, como Sabato, al que le unió una buena amistad.

ALTER.- Y Borges

EGO.- A Borges no lo tragaba mucho. Le reprochaba que practicase la literatura sobre la literatura.

ALTER.- ¿Y te parece justo el reproche?

EGO.- Como expresión del sentir de Gombrowicz me parece de lo más justo; como defecto objetivo de Borges, discrepo. En todo caso eso no es un defecto, sino una característica.

ALTER.- Quieres decir que cualquiera tiene el derecho de hacer literatura sobre la literatura.

EGO.- Por supuesto. Y lo de Borges me parece admirable: crear un mundo hiperliterario donde conviven autores reales con autores ficticios.

ALTER.- ¿Como por ejemplo?

EGO.- Pierre Menard, autor del Quijote.

ALTER.- ¿Autor del Quijote?

EGO.- Sí, en su relato Borges nos cuenta el caso del escritor Pierre Menard, autor, entre otras obras, de varios capítulos del Quijote de Cervantes.

ALTER.- ¿Una nueva versión de la historia?

EGO.- No. He dicho del Quijote de Cervantes. Y es que el empeño de Menard consistía en eso: escribir en 1918 el mismo libro que Cervantes había escrito a principios del siglo XVII.

ALTER.- ¿Modernizando el idioma?

EGO.- No. He dicho el mismo libro, palabra por palabra, punto por punto.

ALTER.- Pero eso es absurdo. Basta con copiar.

EGO.- Te equivocas. En la visión de Borges el reto era inmenso, y el resultado sorprendente. Y es que el Quijote escrito por Menard resultaba mucho más rico en significados, y también mucho más ambiguo, es decir, más moderno que el escrito por Cervantes.

ALTER.- ¿Pero no quedamos en que era idéntico, palabra por palabra?

EGO.- Sí, y ahí está el meollo de la cuestión. Un ejemplo. En la obra de Cervantes, en un discurso memorable, don Quijote defiende la supremacía de las armas sobre las letras. Esto, escrito hacia el 1600, es casi un lugar común, una banalidad. En la obra de Menard, en un discurso memorable, don Quijote defiende la supremacía de las armas sobre las letras. Esto, escrito a principios del siglo XX, mediando en el tiempo cosas tales como la declaración de derechos del hombre o el internacionalismo socialista, es cuando menos una audacia, quizá explicable por la influencia que sobre Menard ejercieran autores como Carlyle o Nietzsche.

ALTER.- Creo que ya entiendoImagino que se trata de una parábola con la que Borges nos quiere decir algo. Pero ahí me quedo.

EGO.- En mi opinión, lo que el relato señala en primer término es la imposibilidad de leer una novela de una época pasada con los ojos de aquella misma época. Para escribir el Quijote de Cervantes, Menard tenía que realizar la hazaña de borrar de su mente trescientos años de historia. De igual manera, para leer el mismo Quijote que Cervantes escribió, el lector de hoy tendría que borrar de su mente cuatrocientos años de historia.

ALTER.- O sea, que el Quijote que hoy podemos leer es nuevo y distinto del que escribió Cervantes.

EGO.- Exacto, del mismo modo que el Quijote que escribió Menard era nuevo y distinto del que escribiera Cervantesaunque ambos coincidiesen frase por frase, palabra por palabra, punto por punto.

ALTER.- Muy ingenioso. Y supongo que a la parábola se le pueden sacar muchos más significados.

EGO.- Ni te lo imaginas. Hay toda una literatura sobre esa muestra de literatura sobre la literatura. Legiones de estudiantes y profesores caen a diario sobre ella y, después de descuartizarla, le extraen cosas tales como que “la literatura es un conjunto de formas que esperan un sentido”, o nos hablan de la urgente necesidad de que nos traslademos “de la estética de la producción a la estética de la recepción”.

ALTER.- Lo siento, empiezo a perderme.

EGO.- Eso es lo bueno de Borges, y de cualquier escritor reconocido: que sus ficciones generan multitud de otras ficciones, en general bajo la forma de tesis doctorales. Creo que fue el mismo Borges quien dijo que la filosofía es un género de la literatura. Algo parecido se podría decir de la crítica literaria: que pertenece al género de la literatura fantástica.

ALTER.- Con la crítica hemos topado.

EGO.- ¿Alguna intención especial en esas palabras?

ALTER.- No, solo queimagino que, como todo artista, tendrás algo que decir de la crítica, y no cosas agradables, precisamente.

EGO.- ¿Como todo artista? Parece que olvidas que hay una clase de artistas que están encantados con la crítica, porque de hecho se lo deben todo a ella. Un pintor informalista, por ejemplo, si existe, es porque la crítica de arte lo ha creado.

ALTER.- Bien, pues, si te parece, lo dejamos en “como todo escritor”.

EGO.- Sigues siendo inexacto. Yo soy escritor y no tengo nada contra la crítica literaria. Al contrario, en lo poco que se ha ocupado de mí me ha tratado muy bien, tan bien como los lectores, y mejor, desde luego, que los editores.

ALTER.- ¿Hablamos de los editores?

EGO.- No, hablamos de la crítica.

ALTER.- De acuerdo. Me gustaría conocer tu opinión sobre esto. Con frecuencia se ha dicho que un buen crítico no puede ser un gran creador, y a la inversa; que una y otra actividad responden a cualidades de signo opuesto, que no suelen darse en la misma persona. Por un lado, la capacidad de análisis, propia del crítico; por otro, la capacidad de síntesis, propia del creador. ¿Tú que opinas?

EGO.- Algo de cierto debe de haber en ello. Milan Kundera, en su ensayo El arte de la novela, donde despliega unas habilidades interpretativas y críticas admirables, defiende la teoría de que las cualidades del crítico no son compatibles con las del creador. Y en sus novelas nos lo demuestra.

ALTER.- Me parece una observación bastante venenosa.

EGO.- Lo siento, no era mi intención. Lo que ocurre es que, cuando la gente va dejando tantas pistas, a veces no puedes evitar saltar sobre una de ellas y, como un niño juguetón, exclamar ¡te he cazado!

ALTER.- Ya veoImagino que el mundo de las letras debe ser cruel y perverso

EGO.- No más que otros. Y en cambio, para mí, proporciona muchas más satisfacciones que cualquiera de los otros mundos. Es claro que no me refiero al aspecto profesional o corporativo, sino al estrictamente artístico.

ALTER.- Pues yo, personalmente, lo veo como algo problemático, como un territorio extraño, difícil, lleno de trampas, engaños y espejismos. ¿Cómo moverme con seguridad en él? ¿Cómo saber dónde está lo bueno y dónde lo malo? ¿Cómo aprender a separar el grano de la paja? En definitiva, ¿cómo estar a la altura del arte? A veces, ocurre que me recomiendan un autor, unánimamente reconocido como genial, y yono puedo entrar en él, o me aburre o no le entiendo.

EGO.- En esos casos, déjalo, sin pensártelo dos veces. Para los no profesionales, entre los que me incluyo, la literatura es uno de los pocos reductos de la libertad. Nadie puede imponerte nada.

ALTER.- Ya sé, pero es que a veces me gustaría participar del goce que el lector Fulano encuentra en el autor Mengano. Pero no puedo.

EGO.- Porque no le amas.

ALTER.- ¿Cómo dices?

EGO.- Pero no te preocupes: podrás amar a otro.

ALTER.- No te entiendo.

EGO.- Es que con los escritores, vivos o muertos, ocurre como con las personas que nos rodean. Para comprender cabalmente a un escritor hay que llegar a amarlo. Pero si no puedes, no te preocupes. Es que no estás hecho para él. Ya encontrarás a otro.

ALTER.- Pero amarlo ¿cómo?

EGO.- Como a ti mismo. Es decir, creyéndote él mismo. Amándolos así, he llegado a comprender perfectamente, y no es inmodestia, a Catulo, a Cicerón, a Dante, a Goethe, a Schopenhauer, a Larra, a Kafka No hay otra manera.

ALTER.- Así, que también en esto importa el amor.

EGO.- Es lo único que importa, ¿recuerdas?

ALTER.- Sí, “the only meaning“.

(De Ego, Alter y el plan)

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