También ahora voy a reducir la marcha, y también ahora, para que el desierto no sea absoluto, voy a recurrir a mis propias obras. Pero esta vez no serán breves fragmentos. Tampoco obras completas, nadie se asuste. He elegido dos relatos de los ocho que componen (por ahora) el invento que lleva por título Fantasías a la manera de Hoffmann.
El primero, La máquina del doctor Kusev, trata de las extrañas y terribles relaciones que pueden establecerse entre cierta quimera científica y la realidad. En el segundo, El Mosén, asistimos al curioso comportamiento
Aparecerán, divididos en cuatro entradas cada uno de ellos, a razón de dos entradas por semana, lo que da para dos quincenas…
¡Feliz agosto!