Archivo de la etiqueta: Woody Allen

Mundo, Demonio y Fausto (escena del acto 2)

[El Imperio de Oriente se ha desintegrado; el Imperio de Occidente se ha quedado sin enemigo. El emperador de Occidente contrata a Ideator (Mefisto) y Fost (Fausto) para que le consigan un enemigo que justifique su política imperial. Mefisto da unos consejos a Fausto y lo abandona en un frondoso parque de la capital. ]

Mefisto desaparece. Se acerca, patinando, un joven ejecutivo (Max).

MAX.- Increíble, increíble. Señor, ¿qué hace usted aquí, a estas horas en el Parque?

FAUSTO.- Paseo, y hablo conmigo mismo.

MAX.- ¿Paseo? Error, no reconozco “paseo”. Es usted extranjero ¿no? No sabe lo peligroso que es esto a estas horas.

FAUSTO.- ¿Peligroso? No veo ningún peligro. De hecho, fuera de estos árboles tan hermosos no veo nada ni a nadie. ¿Dónde está el peligro?

MAX.- ¡Usted es el peligro, hombre! A quién se le ocurre. Tendría que estar prohibido.

FAUSTO.- ¿Prohibido? ¿Qué? ¿Pasear?

MAX.- Error, no reconozco, ya se lo he dicho. ¿Qué significa eso?

FAUSTO.- ¿Pasear? Es caminar lentamente, sin rumbo ni destino, al ritmo de pensamientos, que vienen y se van como hojas mecidas por el viento, aquí aspiro el aroma de una flor, allá aparto una piedrecita del camino, mientras el sol de la tarde declina su majestad entre el rojo decorado de las nubes. ¿Nadie pasea aquí?

MAX.- Es usted extranjero, claro. Alemán ¿no? Me caen bien los alemanes. Será mejor que me acompañe. Yo le pondré a salvo. ¡Monte!

Max se agacha para que Fausto pueda montar a horcajadas sobre sus hombros, y emprende veloz carrera. Al salir del Parque se le unen grupos de jóvenes ejecutivos patinadores.

PATINADOR 1.- ¿Qué llevas ahí, Max?

MAX.- Un extranjero loco. Estaba solo en el Parque.

PATINADOR 1.- ¿Solo en el Parque? ¿Y qué hacía?

MAX.- Dice que paseaba.

PATINADOR 1.- Error, no reconozco “paseaba”.

MAX.- Eso mismo le he dicho yo, y me ha dado una explicación muy rara.

PATINADOR 2.- Tráetelo a la fiesta. Será una bomba.

MAX.- En eso pensaba.

PATINADOR 3.- ¿De dónde es?

MAX.- Alemán.

PATINADOR 3.- ¿Nazi?

MAX.- (a Fausto) ¿Eres nazi?

FAUSTO.- Mucho corréis, y no puedo captar vuestras palabras, a parte de que esta cabalgadura es bastante más incómoda que los lomos del viejo Quirón.

MAX.- ¿Lo veis? No se le entiende nada, y eso que apenas tiene acento. (a Fausto) ¿Hace mucho tiempo que vives aquí?

FAUSTO.- Sí, hace mucho tiempo que vivo. Y lo peor, es que el tiempo no aporta nada. La selva de las confusiones se va enredando en vez de desenredarse.

PATINADOR 2.- Te lo he dicho: una bomba. Corramos.

CORO DE PATINADORES.-

Corramos, volemos, saltemos,

¿pasear? no reconocemos.

Skating, jogging, surfing,

el mundo es una pista,

la vida va por ella

sobre ruedas o tablas

o enfundados los pies

en suaves deportivas.

Libertad en las manos

y viento en el cerebro,

skating, jogging, surfing,

corramos, volemos, saltemos,

¿pasear? no reconocemos.

FAUSTO.- ¡Alto! Te lo suplico, no lo resisto más.

Max se detiene, y también los demás patinadores. Fausto descabalga, se sienta en el suelo, y los patinadores también se sientan formando círculo alrededor de él.

MAX.- ¿Qué te ocurre? ¿Te mareas? Vaya alemán flojo estás hecho.

FAUSTO.- Es que…no sé adónde me lleváis. Yo tengo una misión.

PATINADORES.- ¿Una misión?

FAUSTO.-Un trabajo.

MAX.- ¿Y cuál es ese trabajo, si puede saberse?

FAUSTO.- No puedo decirlo.

MAX.- ¿Eres espía?

PATINADOR 1- ¿Espía? ¿De quién? ¿De qué país puede ser espía si no hay enemigo?

FAUSTO.- Cierto, no hay enemigo. El Imperio goza de un espléndido período de paz…Pero yo tengo una duda, que a la vez es un temor: ¿puede ser, pregunto, que en algún lugar de este mismo país exista alguien que, quizá sin saberlo, esté incubando en este momento el huevo de un poderoso enemigo, alguien, quiero decir, tan opuesto a las esencias de este Imperio que lleve en su mente el germen de un Imperio contrario?

MAX.- Te explicas como un libro, muchacho, pero yo tampoco soy tonto, y si no te he entendido mal, la respuesta es: sí, lo hay, y más de uno.

PATINADOR 2.- Pero todos están en Nueva York.

PATINADOR 3.- Y son intelectuales.

MAX.- Y judíos.

FAUSTO.- Dadme un nombre, os lo suplico.

MAX.- Woody Allen.

FAUSTO.- ¿Eso es un nombre?

MAX.- Sí, el que merece el representante de la basura neoyorquina.

FAUSTO.- ¿Dónde lo puedo encontrar?

PATINADOR 1.- Donde haya una niña china.

FAUSTO.- No es una gran pista. ¿A qué se dedica?

MAX.- Practica el incesto, toca música de negros y engorda a los psicoanalistas. También hace películas.

FAUSTO.- ¿Cine? Yo he visto una película.

MAX.- Enhorabuena…Esto me empieza a aburrir. Chicos, ¿nos vamos?

Lentamente se aproxima una limousine. Se detiene a unos pasos del grupo. El chófer, uniformado, con gorra de plato y botas de caña alta, desciende, abre una puerta y se queda firme con la gorra sobre la mano. Fausto se incorpora y, ante el asombro de todos, camina hacia el coche. El chófer le hace una señal con la cabeza para que entre, regresa a su puesto y arranca.

FAUSTO.- Creía que había de componérmelas solo.

CHÓFER-MEFISTO.- Y así es. Tú decides y actúas. Yo sólo me ocupo de la intendencia y de la logística…¡A Nueva York! Me encanta esa ciudad. Los que la comparan con el Infierno no saben de lo que hablan.

Nueva York. Apartamento de Woody Allen.

FAUSTO.- Buenas tardes.

WOODY.- Buenas tardes. ¿Qué se le ofrece? Le advierto que tengo de todo…aunque usted no tiene pinta de vendedor.

FAUSTO.- No lo soy. Solo quiero que hablemos de un asunto que a ambos nos interesa.

WOODY.- Eso me dijo una vez un tipo y por poco acabo tocando la pandereta con los hare-krishna.

FAUSTO.- A usted no le gusta este país.

WOODY.- Hombre, reconozco que el agua corriente podría ser de un color menos subido.

FAUSTO.- Usted haría cualquier cosa por destruirlo.

WOODY.- No crea, no soy especialmente violento….Usted tampoco lo es…¿verdad que no lo es?…ejem…le he dejado entrar en mi casa…no le conozco de nada, no sé nada de usted…sólo que es alto…y fuerte, y …ese extraño acento…No pensará hacerme daño, ¿verdad?…Al menos, no me haga sufrir…no soporto sufrir por cosas inevitables, me da mucha rabia, qué quiere que le diga…Oiga, cuando esté distraído, mirando hacia allá, por ejemplo, me da un buen golpe en la cabeza…y que haya suerte, caray.

FAUSTO.- No acabo de entenderle, señor. Es bien cierto que para comunicarse con gente de otro país (y de otra época) no basta con conocer el idioma. ¿Acaso teme que le haga daño?

WOODY.- No, qué va, sólo ha sido una idea, ¡se le ocurren a uno tantas ideas al cabo del día! Mire, si yo no escribiese y no hiciese películas no sé qué haría con los montones de ideas que se me vienen encima todos los días. Tendría que poner una parada en Central Park, supongo. Y ahora volvamos al principio, ¿qué se le ofrece, señor pacífico?

FAUSTO.- Ando en busca de la madriguera donde las fuerzas adversas se hallan en estado de latencia, para desatarlas, organizarlas y empujarlas al gran Enfrentamiento.

WOODY.- Un primo mío también buscaba algo así, pero sólo encontró dos entradas para el zoo.

FAUSTO.- Sigo sin entenderle, señor. Dígame con claridad, se lo suplico, si desea ayudarme en la tarea de configuración del gran Adversario.

WOODY.- Ya sé a quien me recuerda, hombre. A la Muerte, sólo le falta la cara blanca. Una vez la Muerte visitó a un personaje mío. Hizo un pobre papel, por cierto. Perdió jugando al roomy con mi personaje y tuvo que volverse de vacío. Pero lo que más me extrañó es que, en un momento dado, y sin que venga para nada a cuento, le pregunta a mi personaje “¿Ha leído Fausto?” Y mi personaje responde “¿Qué?” y ahí se acaba el tema. Es extraño ¿no?

FAUSTO.- No sabe hasta qué punto. Pero no me ha contestado a mi pregunta.

WOODY.- ¿De si he leído Fausto?

FAUSTO.- No, de si desea ayudarme.

WOODY.- Oiga, la verdad, no me apetece organizar nada –bastante tengo con mi vida- ni me interesan lo más mínimo los adversarios, enemigos y especies parecidas. A usted le han informado mal.

FAUSTO.- ¿No es usted el peor enemigo del sistema de gobierno imperial? ¿No es intelectual? ¿No es judío?

WOODY.- ¡Por el Dios de los rabinos! Ése es Chomsky, Noam Chomsky. Ande, vaya a buscarlo. En alguna Universidad le encontrará, aunque en estos momentos lo más probable es que se esté tomando un café doble con veinticinco ex marines reciclados de vietnamitas. Buenas tardes.

FAUSTO.- Buenas tardes

(De Mundo, Demonio y Fausto)

                         Ver Acto completo:       https://es.scribd.com/doc/27646203/Mundo-Demonio-y-Fausto-2

4 comentarios

Archivado bajo Opus meum