La inspiración o el amor

La entrada anterior, la de la página en blanco, me ha sugerido un nuevo tema. Y es que en esto de los temas o ideas para escribir ocurre como con las cerezas: coges una y te salen entrelazadas un montón, todas rojas y apetitosas. La inspiración… La inspiración, Dios mío, cuántas batallas se libran en tu nombre.

¿Qué es la inspiración? ¿Existe realmente? Y si existe, ¿en qué consiste? ¿Es un proceso material susceptible de seguimiento científico? ¿O algo puramente espiritual, una especie de versión para el arte de lo que en religión se llama gracia divina?

Las opiniones más corrientes son muy conocidas. Los que la niegan afirman que lo que así se llama no es más que fruto necesario del trabajo (90 por ciento de transpiración, etc.), que solo plantearse tal cosa revela un mentalidad romántica, ajena a los datos concretos de la realidad, donde nunca ha habido lugar para las Musas ni para otros entes fantasmagóricos. Los que la defienden… en realidad los que la defienden no aportan razones, solo su experiencia particular, cosa absolutamente desdeñable, como todo el mundo sabe, desde el punto de vista racional o científico.

Desde mi punto de vista… no sé. Pero mi experiencia personal (poco válida, por supuesto) y el cambio de impresiones que he tenido con partidarios y contrarios me ha llevado a una conclusión bastante curiosa. Y es que con esto de la inspiración ocurre como con lo del amor. Los que no la conocen la niegan.

2 comentarios

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2 Respuestas a “La inspiración o el amor

  1. antoniopriante
    antoniopriante

    Son varios los temas de reflexión que planteas. A tener en cuenta: la relación entre cultura y bondad (o maldad). Gracias por participar, Joan.

  2. Sí, tienes razón. Aunque el amor -entendido como esa ilusión romántica capaz de volver loco al paciente- tiene un origen tan misteriosos y perverso como la inspiración. ¿Acaso todo el arte no es provocador y trasgresor? Por otra parte, que los polítcos sean o no analfabetos no cambia nada, tan sólo la estética. Por lo demás hasta los más cultos se han dedicado a matar oficialmente (guerras) en nombre de los más altos principios.
    Joan (Begur)

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