Karl Marx o la marcha de la historia II

piramide capEl que, educado en el pensamiento idealista, se adentre en el marxismo puede tener una extraña sensación, devastadora o liberadora, según los casos. De pronto, todo se invierte, todo cambia de posición y de importancia, lo que estaba arriba pasa a abajo, lo que estaba abajo pasa arriba. A veces, se puede tener la sensación de que todo se ordena, de que para entender el caos del mundo ha bastado con colocar las piezas en el lugar correcto. Se descubre, en fin, que las ideas no explican el mundo, que es el mundo, la realidad empírica, lo que explica las ideas; que la conciencia (el modo de ver la vida) no determina la existencia; que es la existencia (las condiciones en que uno vive) la que determina la conciencia. Una de las batallas de Marx fue precisamente contra los radicales hegelianos de izquierda, que separaban teoría y praxis y pretendían combatir las ideas con las ideas, igual que hacía el materialista Feuerbach. Y Marx es rotundo: las ilusiones (las falsas ideas) no se desvanecen predicando, sino cambiando las condiciones de vida. Porque en las condiciones actuales el hombre no está capacitado para comprender y liberarse: está alienado.

La alienación consiste en el proceso mediante el cual el ser humano es despojado de algo que le es propio, que pasa a ser extraño, ajeno. La alienación básica es la que se produce en el trabajo asalariado dentro del sistema capitalista, en el cual el trabajador se ve despojado de parte del producto de su trabajo, que va a incrementar el capital. También el estado y la religión son formas de alienación, en cuanto el individuo transfiere sus atributos propios a una superestructura social o a un ser supremo inexistente.

La alienación es consecuencia de las relaciones de producción que se dan en cada momento de la historia y que en el tramo actual se da en el conflicto entre capital y trabajo. La historia de la humanidad avanza movida por las contradicciones que surgen entre las fuerzas productivas (instrumentos, maquinaria, productores) y las relaciones de producción (la forma en que los hombres se relacionan sobre la base de esas fuerzas productivas). Ese movimiento o avance es de naturaleza dialéctica (concepto tomado de Hegel, pero que Marx desidealiza o invierte, pues no se trata del avance de la idea hacia el Absoluto, sino del progreso de la realidad material hacia la emancipación total de la humanidad).

Una sociedad determinada (tesis) lleva en su seno la fuerza nueva que la combate y la niega (antítesis), la cual se constituirá en nueva tesis que a su vez será negada y superada. La sociedad esclavista de la antigüedad dará lugar a la sociedad feudal, y en el seno de ésta se formará la burguesía que irá ascendiendo hasta constituirse en nueva clase dominante. La burguesía, cuyo rasgo definitorio es ser propietaria de los medios de producción, ha engendrado necesariamente el proletariado, la parte de la sociedad que no posee nada más que su fuerza de trabajo. Pero el mismo proceso de acumulación capitalista hará que la evolución de las relaciones de producción (cada vez más capital concentrado en menos manos) favorezca la ascensión definitiva del proletariado a clase dominante.

La historia de la humanidad, que hasta entonces no habrá sido más que la historia de la lucha de clases, dará un salto cualitativo con la toma del poder por parte de la clase trabajadora. Y tras un período de “dictadura del proletariado” (que Marx concibe como modo de acabar con la “dictadura de la burguesía” que para él es la democracia parlamentaria), durante el cual el estado socialista eliminará por completo la propiedad privada, se llegará a la sociedad comunista, fase final en la que el mismo estado habrá desaparecido y los seres humanos, finalmente emancipados, podrán desarrollarse en libertad.

Karl Marx nació en Tréveris (Trier), Alemania, en 1818, hijo de un abogado que había renunciado al judaísmo para poder ejercer. Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena. Licenciado en filosofía, en 1841 se doctora en Jena con una tesis sobre las diferencias entre las filosofías de la naturaleza de Demócrito y Epicuro. Trabaja como periodista y es redactor jefe de La Gaceta Renana, puesto que se ve obligado a abandonar por sus opiniones izquierdistas.

En 1844 se casa con Jenny von Westphalen, de familia aristocrática (hermana del ministro del interior de Prusia), con la que forma una pareja de entendimiento y armonía ejemplares, pese a las penalidades económicas y familiares – muerte de varios hijos – que tuvieron que soportar.

Emigra a París, de donde es expulsado, y a continuación a Bruselas, donde conoce al que habría de ser el perfecto colaborador y gran amigo Friedrich Engels. Junto con éste, acepta el encargo de la Liga de los Justos, luego Liga Comunista, de redactar el Manifiesto Comunista. Su publicación coincide con los movimientos revolucionarios que en 1848 se producen en diversos países de Europa, principalmente en Alemania.

Expulsado de Bélgica, pasa a Renania, donde funda la revista La nueva gaceta renana. En 1849 es arrestado, acusado de rebelión armada. Absuelto y expulsado del país, marcha de nuevo a París, de donde también es expulsado. En 1850, se establece en Londres donde residirá el resto de su vida.

Siempre en colaboración con Engels, de quien además recibe la ayuda económica imprescindible para subsistir, prosigue sus actividades intelectuales – escribe, entre otras obras fundamentales, El Capital, del que solo conocerá la publicación del primer volumen en 1867 – y organizativas, colaborando en la constitución de la I Asociación Internacional de Trabajadores, de corta vida debido a las discrepancias de los sectores anarquistas. Escribe también para varios periódicos de Europa y Estados Unidos. Muere en Londres en 1883.

No hay duda de que el marxismo – en el que a veces se incluyen aspectos que el mismo Marx no suscribiría – ha sido la ideología más influyente en el siglo XX. Pero si bien ha servido para poner un muro de contención a cierto capitalismo salvaje – muro que ya no existe -, los intentos de aplicación práctica a la sociedad humana han fracasado por completo.

¿Por qué? No sé. Quizá por la imposibilidad de aplicar una utopía, por muy racionalmente fundamentada que se presente; quizá por esa extraña tendencia que tienen los pastores a convertirse en lobos; quizá por la impaciencia de alcanzar unos resultados sin respetar los ritmos cósmicos.

Sí, quizá fue la impaciencia.

Lo dijo Kafka:

Por la impaciencia perdimos el Paraíso; por la impaciencia no podemos recuperarlo.

(De Los libros de mi vida)

8 comentarios

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8 Respuestas a “Karl Marx o la marcha de la historia II

  1. rexval – M'agrada Wagner, l'òpera, la clàssica en general i els cantautors, sobretot Raimon i Llach. M'interessa la política, la història, la filosofia, la literatura, el cinema i l'educació. Crec que la cultura és un bé de primera necessitat que ha d'estar a l'abast de tothom.
    rexval

    La pregunta de si ha triunfado o no el marxismo ya no tiene razón de ser. No hay ni ha habido nada de ello. La cuestión es si el capitalismo ha triunfado. La respuesta es bien sencilla. El neoliberalismo actual y la globalización es la respuesta. El capitalismo consiste en hacerse rico a costa de la pobreza de los demás. Ya lo creo. Han triunfado. En plena crisis los ricos son cada vez más ricos y viceversa. No se puede vivir con unos ingresos de 400 E al mes mientras otros ganan millones de euros. En esto no se equivocó Marx. La lucha de clases la vemos todos los días. El problema es qué hacer. ¿Se puede hacer algo solo con palabras? ¿Se puede convencer a los explotadores para que comprendan que no está bien explotar? ¿Se puede parar un tanque con un discurso? Salvador Allende lo intentó, pero no pudo. Se mantiene la pregunta: ¿Qué hacer?

  2. Quizás el error sea CREER que el sístema empírico es objetivo. Fue el mismo error de Galileo. Incluso la ciencia sabe que el hecho de observar ya modifica su objeto. Acabar un manifiesto con una arenga para decapitar capitalistas ha conducido a la muerte a millones de seres inocentes en todo el mundo. Y no fue por la impaciencia que perdimos el mundo, fue por la curiosidad para conocer y, sobre todo, por egoísmo, para poseer y recrear lo creado.

    • antoniopriante
      antoniopriante

      Hola, Joan. Cada cual ve la función a su manera. Y no voy a polemizar, porque, en todo esto que voy escribiendo, no pretendo expresar o defender opiniones, sino recordar impresiones. En plan narcisista, diría.

  3. Muitissimo obrigada, Antonio, pelo texto marxista, argumentado muito adecuadamente. Gostei muito, te agradeco e cumprimento, pois a mim e sempre bem vindo um texto filosofico de grandes pensadores.

  4. Eu gostei muito deste texto marxista, especialmente por seus bem adequados argumentos. Muitissimo obrigada, Antonio, por oferecer sempre uma leitura filosofica de tanta qualidade. Cumprimentos.

  5. Muy interesante y bien argumentadas estas dos entregas sobre Marx y el marxismo. Con un final perfecto, la respuesta a ese ¿por qué? es la única posible, a mi entender. Con la duda, clemente duda:”No sé”, abriendo boca, y la cita final de Kafka, que no conocía, insuperable.

    ¡Ay, el marxismo!

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