Arte y política

“El poeta inglés Thomson escribió un excelente poema sobre las estaciones, pero otro muy deficiente sobre la libertad, y no por falta de poesía en el autor, sino en el tema. En cuanto un poeta pretende actuar políticamente ha de entregarse a un partido, y tan pronto como realiza esto se ha perdido para el arte. Tiene que despedirse de su libre ingenio, de su visión desenvuelta y sin trabas, para calarse hasta las orejas el gorro de la limitación y del odio ciego. El poeta ha de amar a su patria como hombre y como ciudadano; pero la patria de sus esfuerzos y de su actividad poética es lo bueno, lo noble y lo bello, cosas que no están acantonadas en ninguna provincia ni en ningún país determinado y que es preciso captar allí donde se encuentren. En esto se parece al águila, que vuela, libre la mirada, por encima de las tierras, y a la que le resulta completamente indiferente si la liebre sobre la que se precipita se encuentra en Prusia o en Sajonia.

Y ¿qué significa amar a su patria y obrar con patriotismo? Si un poeta se ha esforzado durante toda su vida en combatir destructores prejuicios, en apartar mezquinos puntos de vista, en ilustrar el espíritu de su pueblo, purificarle el gusto y ennoblecerle ideas y propósitos, ¿qué más puede hacer en favor de él y cómo podría proceder de manera más patriótica? Cargar sobre un poeta otras ingratas obligaciones poco adecuadas para él es como si impusiésemos al coronel de un regimiento que para ser verdaderamente patriota tuviese que mezclarse en los asuntos políticos olvidando las obligaciones de su cargo.”

Conversaciones con Goethe, por J.P. Eckermann (marzo 1832). Trad. Jaime Bofill y Ferro. Editorial Iberia, Barcelona 1956.

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