MALCOLM LOWRY. El infierno deseado II

birkenheadMalcolm Lowry nació en Birkenhead, Inglaterra, en 1909. El padre era un rico comerciante de algodón, metodista, metódico y abstemio, con el que joven Malcolm no se sintió nunca identificado. La madre sí fue claro objeto de su amor, aunque parece que no hubo la correspondencia debida. El ambiente familiar era de bienestar económico y de certezas morales, de modo que, como solía corresponder a tales ambientes, al niño Malcolm se le colocó a los siete años en un internado.

Cursó estudios secundarios en la escuela Leys, cerca de Cambridge, pero antes de entrar en la universidad, a los 18 años, y con el consentimiento de su siempre complaciente padre – no obstantes las diferencias – se embarcó en un carguero hacia extremo Oriente, experiencia que fructificaría, unos años después, en su primera novela, Ultramarine.

Licenciado en la Universidad de Cambridge, tiene claro que su interés primordial es la literatura. Escribe poesía, pero el descubrimiento de la obra del escritor norteamericano Conrad Aiken, le impulsa a seguir decididamente los caminos de la narrativa contemporánea más avanzada.  Viaja a Estados Unidos para conocerle personalmente y terminan convirtiéndose en grandes amigos. Y también en competidores, en más de un aspecto.

En 1933, estando ambos (y la esposa de Aiken) de viaje por España, Conrad presenta a Malcolm a la joven norteamericana Jan Gabriel, de la que nuestro escritor queda perdidamente enamorado. Al año siguiente se casan en París.

Duró poco la felicidad, porque, en cuanto Jan fue consciente de que convivía con un alcohólico, huyó a Estados Unidos con la excusa de visitar a su madre. Él la siguió, se sometió a tratamiento hospitalario e intentaron salvar la relación, sobre todo en México, adonde él había tenido que irse antes por problemas legales. Se encontraron en Cuernavaca el 2 de noviembre de 1936.Y aquí empieza la confusión entre la realidad y la ficción, cuando Malcolm trata de dar forma y sentido literarios a sus fantasmas, iniciando la composición – porque la obra es como una sinfonía – de Bajo el volcán.

La reconciliación no pudo ser, y Malcolm se quedó solo en Cuernavaca, con la única compañía del mezcal, hasta que en el verano de 1938 fue expulsado del país no se sabe exactamente por qué.

Siguiendo el consejo y los cheques del padre, se instaló en un hotel de Los Angeles, donde continuó con la redacción de la novela, trabajó como guionista en Hollywood y conoció a la actriz y también escritora Margerie Bonner, que se convertiría en su segunda esposa.

La pareja se instaló en Vancouver, primero en la ciudad y luego en una cabaña junto al mar, donde vivieron, escribieron – especialmente Malcolm, poseído por una especie de fiebre creativa – y bebieron; pues, a diferencia de la primera esposa, Margerie nunca pretendió que él se decidiese entre ella y la botella. 

En 1944 un incendio destruyó la cabaña, pero los manuscritos – no concluidos – de Bajo el volcán lograron ser rescatados. Se perdieron otros. Es curioso que varios originales de Lowry sufrieran diversos tipos de accidentes, incluida una pérdida en un taxi, como si algo – quizá algo de él mismo – conspirase contra sus propios esfuerzos creativos, no de otra manera como la adicción alcohólica trabajaba en el sentido de la muerte en contra del sentido natural de la vida, propio de un hombre fuerte, de complexión atlética y, en principio, vital como él. Pero lo cierto es que Lowry vivía reconcomido por mil temores ocultos: a la soledad, al sexo, al fracaso literario, a la autoridad…

El caso es que, con la ayuda imprescindible de Margerie, Malcolm puso el punto final definitivo a su novela en 1946, tras diez años de trabajos, incluidas revisiones y cuatro reescrituras. 

Después de ser rechazada en doce ocasiones por distintas editoriales, finalmente Bajo el volcán se publicó en 1947 al mismo tiempo en Nueva York (Reynal and Hichtcock, cuyo editor, Albert Eskine, se convirtió en rendido admirador de Lowry) y Londres (Jonathan Cape) y, si no fue un éxito inmediato de ventas, sí inició el camino seguro para convertirse en un libro de culto y hasta en un clásico, digo yo, de la literatura contemporánea.

El resto de la producción literaria de Lowry, más bien escasa, no alcanza, ni lo pretende, la altura o, mejor dicho, las profundidades de Bajo el volcán. 

Luego de abandonar Canadá, la pareja viajó por el Caribe y Europa. Parece que, con el tiempo, la relación se fue deteriorando hasta el extremo que ella llegó a temer que él la matara.

Finalmente, en 1955 se instalaron en Ripe (Inglaterra). Allá mismo, en un chalet alquilado, en junio de 1957 murió Malcolm Lowry. Un accidente desgraciado (death by misadventure), sentenció el forense. Es decir, una combinación de alcohol, píldoras y ahogamiento por los propios vómitos.

Algo de él mismo, algo que vagamente intentaba combatir y que siempre trató de descifrar en su obra, acabó con él. Triunfó el Infierno, quizá secretamente deseado.

(De Los libros de mi vida. Lista B)

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