El nombramiento del abuelo como profesor de la Universidad Central en 1883, determinó el traslado de toda la familia a Madrid. Allí Antonio realizó sus estudios – en los que nunca fue muy destacado – en dos institutos públicos y también en la Institución Libre de Enseñanza, donde confirmaría el ideario y, sobre todo, el talante liberal y progresista aprendidos en la familia. En 1893 murió el padre y dos años después el abuelo, con lo que la situación económica de los Machado, que nunca había sido boyante, se vio seriamente agravada.
Junto con su hermano Manuel – con el que estuvo muy unido hasta el extraño pero
En 1899 viaja a París, donde Manuel, que le ha precedido y trabaja en la editorial Garnier como traductor, le ofrece un trabajo en la misma editorial. Allí conoce a los escritores Gómez Carrillo y Pío Baroja. El mismo año regresa a Madrid.
A los veinticinco años de edad, su vocación y sus intereses están ya muy claros. El 30 de marzo de 1901, publica por primera vez unos poemas, en la revista Electra.
En abril de 1902 vuelve a París, donde permanece unos pocos meses y entabla una buena amistad con Rubén Darío, maestro de la poesía modernista hispanoamericana. De regreso a Madrid, continúa escribiendo y participando en las tertulias literaria: entre sus amistades se cuentan Juan Ramón Jiménez y Valle-Inclán, con el que viaja unos días a Granada.
Tras esperar el tiempo necesario para que la novia alcance la edad mínima legalmente exigida, en julio de 1909 se celebra la boda entre Leonor, de 15 años, y Antonio de 34. Pensaban viajar a Barcelona, pero las noticias sobre la revuelta popular (Semana Trágica), hace que cambien el destino por Fuenterrabía.
En 1911, Machado obtiene una subvención de la Junta de Ampliación de Estudios para estudiar filología francesa en París, y allí renueva su amistad con Rubén Darío y asiste a unas clases del filósofo Bergson, que le dejan profundamente impresionado. Y de pronto, Leonor enferma gravemente: tuberculosis. En septiembre regresan a Soria. Al año siguiente, casi al mismo tiempo que se publica Campos de Castilla, muere Leonor (Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería…) y Machado decide abandonar Soria.
Se traslada a Baeza, donde durante siete años enseña gramática francesa en el
Por estos años, sobre todo a partir de la publicación de sus Poesías Completas en 1917, su prestigio como poeta queda sólidamente asentado. Y también como intelectual, en el ámbito de la llamada Generación del 98. Se trata, personalmente o por carta, con Azorín y Unamuno, entre otros. Pero no será hasta su traslado a Segovia en 1919 cuando, en un ambiente más propicio y con la cercanía de Madrid, podrá intensificar sus contactos con lo más preeminente del la cultura española.
En 1924 se publican Nuevas Canciones. Y una vieja y querida afición se renueva en
A finales de la década se produce en su obra un renacer poético-amoroso que tiene como destinataria la entonces misteriosa Guiomar, cuya identidad quedó despejada años después – señora bien, casada, en busca de poeta delicado que nutra su alma sin comprometerla demasiado.
Y nunca olvida su empeño cívico – mejor llamarlo así que “político” -, siempre del lado de la libertad, la cultura y el progreso social, con el que colaboran, a su manera, los escritos de los “apócrifos” Abel Martín y Juan de Mairena. El momento más feliz en este sentido es el de su participación en el acto de izar la bandera de la República en el ayuntamiento de Segovia el 14 de abril de 1931.
En septiembre del mismo año consigue ser trasladado al Instituto Calderón de la Barca de Madrid. Los años siguientes son para Machado de una gran actividad social e intelectual. En el 32 se estrena la última de las obras teatrales escritas con Manuel (La Duquesa de Benamejí). En el 33 se publica la tercera edición de Poesías Completas. Escribe artículos en El Sol y en Diario de Madrid y protagoniza junto con Manuel las tertulias del café Varela. Y en la primavera de 1936, poco antes de que se produzca la rebelión militar – “Alzamiento Nacional”, según los textos escolares y
Tras el estallido de la guerra se traslada con su madre y su hermano José y familia a Valencia. No deja de escribir artículos, en especial del tipo de literatura que la situación demanda, y participa en el Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, al que concurren literatos de la talla de Neruda, Huidobro, André Malraux, Tristan Tzara, W.H. Auden, Octavio Paz, llyá Ehrenburg y un largo etcétera.
Y la guerra continúa. En abril del 38, antes de que los rebeldes alcancen el Mediterráneo y dividan en dos la zona republicana, los Machado, siempre a instancias del gobierno leal, se trasladan a Barcelona, donde, después de una breve estancia en el Hotel Majestic, se les instala en un palacete de la parte alta (Torre Castanyer), confiscado a sus aristocráticos propietarios. En poco menos de un año publica en La Vanguardia 26 artículos.
Pero el avance de las tropas de Franco es imparable. El 22 de enero de 1939, cuatro días antes de la caída de Barcelona, Antonio Machado y familia, con la compañía y
Acogido en un hotel junto con su familia, Antonio Machado, enfermo de cuerpo y alma, muere el 22 de febrero.
Sin duda los días previos al final fueron luminosos, en el cielo y en el mar. En un bolsillo del abrigo se encontró un papel con una linea escrita…
estos días azules y este sol de la infancia
(De Los libros de mi vida. Lista B)
Precioso ensayo, como todos los anteriores. Un día deberías editarlos en libro, para disfrute de tus fans, entre los que me encuentro. Creo que A, Machado fue el poeta de nuestra juventud. Para un castellano como yo, quizás con más intensidad. Por Soria he pasado muchas veces y siempre la visita está mentalmente ligada a A.Machado. A M.Machado le pilló el 18 de Julio del 36 en Burgos . Me parece que había ido a visitar a una cuñada monja. Y ya no se pudo mover de allí, claro. Y en esas circunstancias o te adaptas o adiós muy buenas. Desde luego no estaban los tiempos para bromas y más tras estar encarcelado unos días. Andrés Trapiello explica estas peripecias en su libro Las Armas y las letras , no se si lo conoces, a mi me pareció excelente , sobre literatura y nuestra guerra incivil. En este mismo libro se recoge un poema de M.Machado a Antonio, precioso. No te canso más. Otra vez gracias por el maravilloso regalo de tus escritos. Un abrazo. César Garzón.
Gracias por tus amables palabras, César, con lectores como tú es un auténtico placer escribir. En cuanto a lo del hermano Manuel, cuando escribo que su deriva fue “hasta cierto punto comprensible”, me refiero a que una cosa es adaptarse lo necesario y otra dedicar encendidos versos laudatorios (o rastreros) al que tendría que considerar como el asesino de su querido hermano: “La sonrisa de Franco resplandece”, etc. Un abrazo.
Me ha encantado esta rememoración de la vida y obra de Antonio Machado. Antonio, eres un poeta y un sabio.
Gracias, Jesús. Pero poeta y sabio lo era él. Compartimos el nombre. Y algo más, quizá.