Sabiduría clásica

La antigüedad clásica – y me refiero a la romana, que es la que conozco un poco – contiene un cúmulo de tesoros hoy en día ignorados. Incluso aquellas personas que sienten cierta inclinación por ella, si no la han minervaabordado mediante estudios mínimamente serios, pueden convertirse sin darse cuenta en víctimas de una de las muchas mixtificaciones o falsificaciones que hoy nos asedian.

Todo lo que el ciudadano medio – incluidos individuos supuestamente cultos – conoce de esa civilización y cultura es lo que se expone en películas, series televisivas y novelas “históricas”. No quiero decir que algunos de esos productos no sean dignos y hasta acertados, pero en general poseen unos rasgos o características que, a mi juicio, los inhabilita como honestos transmisores de las realidades y valores de aquella civilización.

Por ejemplo, el exotismo y su contrario el actualismo. Entiendo por exotismo la pretensión de presentar la antigua sociedad romana como algo muy alejado de la normalidad humana actual, como algo curioso, fantástico, increíble. Lamento que el único ejemplo que ahora recuerdo sea precisamente una película por otra parte admirable: Satiricón, de Fellini.

Por actualismo entiendo el intento de presentar aquella sociedad como un espejo malintencionado de la nuestra, es decir, de llevar al espectador a la idea de que nada ha cambiado en los seres humanos, de que todo es siempre lo mismo. Parte de verdad hay en ello. Lo malo es que se fuercen los parecidos y se trasluzca la intención, como tantas veces ocurre.

Pero el verdadero elemento distorsionador de una posible comprensión de la antigüedad romana a través de esos productos “artísticos” consiste en lo que podríamos llamar el morbo de la violencia y el sexo, la obsesión por estos aspectos, y no desinteresada por cierto, sino alentada por la conocida capacidad de convocatoria comercial de tales ingredientes. Tanto es así que en la imaginación de los consumidores de esos productos, la antigua Roma no es más que un conglomerado de violencia física y de actividad sexual de toda clase: incestos, violaciones, excesos sexuales. No puede haber Roma sin luchas sangrientas de gladiadores, espadas que traspasan cuerpos o seccionan cuellos, envenenamientos, cuerpos de todos los sexos que se amontonan en orgías sin fin, etcétera.

No pretendo acabar con esa visión “mediática”. Tampoco podría. Solo aspiro a dejar constancia – como contrapartida – de las cimas intelectuales y espirituales que aquella sociedad alcanzó por medio de sus mentes más preclaras. Unos cuantos escritores me acompañarán en el intento: Cicerón, Séneca, y alguno más.

  1. El cuidado del cuerpo
  2. El tiempo que pasa
  3. La política: gloria y miserias
  4. Religión, dioses, mente divina I y II
  5. Séneca, psicólogo
  6. El suicidio en Roma
  7. Cultura y poder  
  8. La vejez    

NOTA: Me había pasado por la cabeza incluir la versión original latina de cada cita. Pero luego he pensado que la exhibición interesaría a pocos y espantaría a muchos. Así que los muy interesados podrán encontrarla en el lugar correspondiente de este estupendo compendio de la literatura latina:  http://www.thelatinlibrary.com

10 comentarios

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10 Respuestas a “Sabiduría clásica

  1. ¿No crees que pasa algo parecido con la «Edad Media»?

    • antoniopriante
      antoniopriante

      Por supuesto. Con la Edad Media y con cualquier sociedad y época pasadas. Si me refiero a la antigua Roma es porque es la única que conozco un poco. El fenómeno tiene sus explicaciones, que quizá desarrolle mínimamente en una entrada. Gracias por la idea, Juan.

  2. Dado que me encuentro entre ese nutrido grupo de personas que tenemos una idea distorsionada, aunque para mí, fascinante, de lo que fue el Imperio Romano, agradezco que nos muestres esa otra parte humanista e intelectual de sus grandes filósofos. Y, aunque se que no voy a renunciar a las pelis de romanos, entre otras cosas porqué forman parte de mis estupendos recuerdos de juventud, me vendrá bien una visión «diferente» de esta parte de la Historia.

  3. Interesante reseña,e interesante bibliografía latina.El latin murió,pero yo creo que es inmortal.

    • antoniopriante
      antoniopriante

      De hecho, hay gente que lo practica y que incluso lo habla con fluidez. Y no curas, precisamente. Yo creo que, a pesar de ser un producto natural, se conserva mejor que otros artificiales, como el esperanto, por ejemplo.

      • Creo que debiera recuperarse en la enseñanza básica (para todos, con independencia de esa dicotomía absurda ciencias / letras). Y no como ornamento o elitismo, sino como algo esencial porque el lenguaje es lo que permite que seamos humanos y el nuestro se ancla ahí. También porque no sería mala una educación en lo que tantas veces se concibe como «inútil». Ya vemos hacia donde nos lleva el utilitarismo feroz en que nos hallamos inmersos.

  4. Si tuviera que elegir unos pocos libros, las «Cartas a Lucilio» entraría en ese conjunto.
    Soy un nostálgico pensando que fue una catástrofe que Roma acabara cayendo. Y, quizá desde esa nostalgia, celebro en general que se difunda (incluso con sus excesos) aquella larga época en la que el Mediterráneo nucleaba todo un mundo que se entendía en una lengua. Me ha gustado la serie «Roma» como en tiempos me gustó «Yo, Claudio». Y mi película preferida sigue siendo la que tiene ese mundo como marco, «Ben Hur».
    Hay muchísimo material que, sin duda alguna, conoces mucho mejor que yo, pero modestamente recomendaría algo de acceso gratuito y que, para mí, sigue siendo grandioso a pesar de los años, la obra de Gibbon, «The History of the Decline and Fall of the Roman Empire».
    Un cordial saludo.

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