En el fondo

platon ser celeste

Sería divertido que la cosa fuese por ahí; que en el fondo de ese anhelo de inmortalidad no alentase precisamente el recuerdo platónico de nuestro ser celeste, ni la llama viva del alma cristiana, ni siquiera la voluntad ciega e irracional de ser, descrita por el Filósofo; que esa pulsión tan natural y humana de negar la muerte fuese el efecto necesario de una especie de carencia o limitación propia de la mente, de una característica, en definitiva, de nuestro aparato razonador.

Debido a la estructura de mi aparato razonador no me puedo imaginar como inexistente. Entonces, en vez de dejarlo ahí, entra tantas cosas incomprensibles que me rodean, deduzco que, si no me puedo imaginar como inexistente, es porque de ningún modo puedo dejar de existir, es porque soy inmortal. Operación lógica de dudosa legitimidad, pero que ha venido alimentando el argumentario de varias religiones.

Y reconozco que la argumentación tiene su fuerza. Goethe dejó dicho que nuestros deseos son presentimiento de nuestras facultades. ¿Y qué deseo más fuerte que el de no morir?, digo yo. Entonces, si lo albergamos con tanta fuerza en nuestro interior, será porque corresponde a la realidad. Esta es, o debería ser, la base de toda metafísica optimista. El problema es que no se ha demostrado que la metafísica optimista sea verdadera. Cosa que también ocurre con la pesimista.

(De Postales filosóficas: la serie)

2 comentarios

Archivado bajo Postales filosóficas

2 Respuestas a “En el fondo

  1. Hablando de optimismo y pesimismo, recomendaria “Imagine” de Johm Lennon. La letra lo explica todo. Lo malo es que su realidad se traduzco en una bala asesina.

Responder a RegíCancelar respuesta