Los libros en mi vida

Hace tiempo – no más de un año, por supuesto – que intento liberarme de la adicción bloguera. No lo consigo. Hace tiempo que creo que debería escribir algo serio, largo y bien estructurado. No lo consigo. Todo se me va en pequeños apuntes más o menos ingeniosos, que lanzo ipso facto al espacio  internet.

He decidido poner fin a esta situación, olvidarme un poco de este sistema de comunicación instantánea y ponerme a construir un libro. Una obra.

Para ello, he retomado una vieja idea: escribir una especie de ensayo en el que vayan de la mano los comentarios de los libros y autores que más me han influido, junto con alguna pincelada del momento, personal y social, en que los leí.

Un título se me impuso enseguida: Los libros en mi vida.  Lamentablemente ya lo había utilizado Henry Miller en su interesante The books in my life. No es que yo crea que los títulos – y aún menos los tan obvios y funcionales como éste – puedan ser objeto de apropiación exclusiva, pero preferiría algo más propio, más original. Al final di con uno: Mis escritores vivos. La verdad es que no me convence, pero mientras no se me ocurra nada mejor, ahí está.

La obra no la imagino – porque de momento todo es imaginación – como un sesudo ensayo literario, ni como un pretexto para colocar recuerdos (memorias) de un tipo anecdóticamente tan poco interesante como yo. Más bien la imagino como un distendido ejercicio de nostalgia y de homenaje a aquellas personas que me acompañaron en mi caminar ideal por el mundo. En cuanto al tono, solo pretendo conservar, depurar y en definitiva mejorar, el que utilicé en mi última obra publicada, rebajando un poco lo desenfadado y «gracioso» del texto en cuestión. Los que hayan leído Del suicidio considerado como una de las bellas artes sabrán a qué me refiero.

Y ahora debo ponerme manos a la obra y olvidarme durante una larga temporada de mi blog y de mis lectores blogueros. Sé que esto último no lo conseguiré. Y aun temo que no se convierta este blog en una ventanita por donde se escapen algunos fragmentos de lo que vaya escribiendo. Veremos.

Y como despedida, una cita que le va a mi propósito como anillo al dedo:

«Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído»                                                                                                                                                                                                                               J.L. Borges

(Modificado en Los libros de mi vida (corregido) )

14 comentarios

Archivado bajo Escritores vivos, La letra o la vida

14 Respuestas a “Los libros en mi vida

  1. ¿Lo de Jorge Ernesto Borges es algún tipo de cachondeo?

  2. «Los libros en mi vida» es algo que hay que publicar en papel. No me puedo creer que no haya un editor que se atreva con ello.

  3. Ahora te vas, todos lo sienten, pero cuando vamos a inbernar para el parto de un nuevo hijo, hay que vivir el tiempo de la gestación. Yo me quedo leyendote con el espirito y esperando la maravillosa obra que nos brindara. Gracias, Antonio.

  4. Esos primeros libros libros son también los míos, después seguimos caminos diferentes. Ánimo y sigue con la empresa.
    Mati

  5. Hola Antonio:
    También me apunto a la frase de Borges. Te deseo un delicioso tiempo de escritura. Que lo disfrutes y que pronto tengas un nuevo hijo: «el libro».
    Cuéntanos algo de vez en cuando.
    Un abrazo, Ana

  6. Rafael Velazquez Leon – Venezuela – Escritor
    Rafael Velazquez Leon

    Suerte Antonio, que te vaya bien en tu obra.
    Esta chula la frase de Borges, ese señor era un tipazo.

  7. Pues serà una llàstima perder estos minutos semanales de lectura, que han sido una gozada. Quedo a la espera de la «obra»

    • antoniopriante
      antoniopriante

      Carles, la “obra” puede tardar lo suyo, si es que llega. Por otra parte, no se ha de hacer demasiado caso de mis propósitos (yo no lo hago). Lo que sí es verdad es que me ha alegrado mucho tu aparición. Por cierto, en el primer capítulo de la “obra” hay alguna alusión a aquella infancia que compartimos en parte. Así que, hasta luego.

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