Oscar Wilde y la indignación de los justos

[Concluye el juicio a Oscar Wilde]

Finalmente, el jurado dio su veredicto: culpable. Y el juez dictó la sentencia, tras soltar unas consideraciones de una impiedad y de una beligerancia impropias de la imparcialidad que cabe esperar de un magistrado: “crimen terrible”, “máximo sentimiento de indignación”, “la peor causa que he tenido que juzgar en toda mi vida”, “es mi obligación dictar la pena más grave que la ley autoriza”. Y la pena: dos años de presidio con trabajos forzados.

En realidad, el juez Wills no hacía más que cumplir con su misión: ser fiel ejecutor del poder imperante en la sociedad, una sociedad que había decidido imponer un castigo ejemplar a aquel molesto “payaso”. Y para esta tarea le sirvieron sin duda algunos rasgos propios de su carácter, como la miseria moral, la falta de compasión y la ausencia absoluta de imaginación (rasgos, por lo visto, compatibles con el hecho de ser un buen jurista). Y es que las personas en general suelen condenar con la máxima dureza aquellos pecados que no pueden tentarles.

Una de las mayores aflicciones que sufrió Wilde en su caída fue la revelación y la experiencia de la maldad humana: el sadismo del primer director de la cárcel de Reading y de algunos funcionarios; pero también, y no en menor grado, el encarnizamiento que personas desconocidas mostraron contra él a la salida del tribunal o cuando era reconocido con ocasión de algún traslado.

Casi todos los reos – culpables o no –, expuestos a la vista pública, han tenido la misma experiencia. Desde Jesús de Nazaret hasta el criminal más notorio. ¿Qué es lo que lleva a ciertos seres humanos a ensañarse con el supuesto criminal que aparece indefenso y condenado a pagar sus culpas? ¿De dónde sale ese torrente de indignación que si, en ocasiones, no fuese contenido por la fuerza pública acabaría en linchamiento? Sin duda, de los mismos rasgos de carácter que distinguían al juez Wills: la miseria moral, la carencia absoluta de imaginación y, su consecuencia, la falta de compasión.

 (De Ovidio y Wilde, dos vidas paralelas)

4 comentarios

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4 Respuestas a “Oscar Wilde y la indignación de los justos

  1. Me gusta leer los dos. Son grandes notables.

  2. Rafael Velazquez Leon – Venezuela – Escritor
    Rafael Leon

    Siempre que leo algo de o sobre Wilde recuerdo a Borges. ya que llegue a Oscar a través de él

    • antoniopriante
      antoniopriante

      Si esto fuese Facebook, constaría que tengo dos amigos en común con Borges: Schopenhauer y Oscar Wilde.

      • Rafael Velazquez Leon – Venezuela – Escritor
        Rafael Leon

        Schopenhauer. Antes de Borges tampoco lo conocía, llegue a leerlo a través de él. Sinceramente le debo mucho a Borges, el me presento buena parte de la literatura que hoy leo.

        Recuerdo haber leído algo bonito que el dijo en una conferencia -de la cual no recuerdo el nombre- sobre la poesía en la cual hablo de Shopenhauer no como filosofo, si no como poeta. Ya que el lo leyó primeramente como literatura, pero luego tristemente se entero que Shopenhauer no era literato si no filosofo,

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