Il gran rifiuto

Coelestin_V_187872638El hermano Angelo me puso al corriente de los tristes detalles de la reciente historia del papado. Dijo que, cuando hacía siete años, fue designado Pietro del Morrone para ocupar la silla de San Pedro, pareció como si el Cielo se abriese y fuesen a descender los ángeles para traer la virtud y la paz a la Iglesia y al mundo. También yo, desde Florencia, había participado de esta especie de emoción sagrada: finalmente el espíritu de amor desciende sobre los ministros del Señor para purificar al mundo con la humildad y la pobreza que Cristo predicó.

Pietro era un anciano hermano que vivía retirado con su comunidad en un lugar agreste de los Abruzzos. Los que fueron a buscarle tuvieron sus dificultades para hacerle entender que él era el nuevo vicario de Cristo y que, en adelante, su lugar sería Roma y su misión, apacentar la grey cristiana. Consagrado papa con el nombre de Celestino, Pietro siguió sin entender gran cosa. Aquel espíritu de amor ignoraba por completo el código de la fría guerra que siempre está vigente en las altas instancias del poder, de cualquier poder. A todo, y a todos, decía que sí. Al rey francés, que le dictaba los nombres de los nuevos cardenales; al secretario Caetani, que le ahondaba la fosa donde, al cabo, había de enterrarle.

Duró menos de cuatro meses. Agobiado por multitud de problemas, que no entendía; enloquecido por voces de ultratumba (dicen que salidas de Caetani), que le urgían a abandonar, finalmente abdicó. Pero no para retirarse de nuevo a sus montañas, sino para acabar sus días en la cárcel que le tenía preparada su flamante sucesor, el cardenal Benedetto Caetani, convertido en Bonifacio VIII. Esta era la triste historia del papa Celestino, el hombre de los espirituales, que había de regenerar la Iglesia corrompida; historia que yo conocía, como todo el mundo, en sus trazos generales, pero que me complació y dolió- recordar en las palabras, teñidas de amarga ironía, del hermano Angelo.

Dicen que el papa Celestino fue un santo. Yo lo niego. En todo caso afirmo que no fue un seguidor completo de Cristo. Sabía poner la otra mejilla, virtud fácil en los hombres de sangre tibia, pero no supo empuñar el látigo para expulsar del templo a los mercaderes. La pusilanimidad, la cobardía puede ser un gran pecado, que quizá se pague con la condenación eterna.

( De La alta fantasía)

9 comentarios

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9 Respuestas a “Il gran rifiuto

  1. antoniopriante
    antoniopriante

    Hola TdP (enhorabuena por el cambio). Dejemos en paz a Augustbecker y vayamos por tu pregunta: «¿en qué medida le seduce y toma en serio a Schopenhauer?» Pero, ocurre que la respuesta sería un poco larga. Tanto que, ahora que lo pienso, me daría para una entrada en el blog. Gracias por la idea.

  2. Mira por donde, leo hoy el País y sale un artículo sobre la teoría de los colores de Schopenhauer. Repasando los comentarios del artículo sonrío: el sr. Augustbecker le tiene mucho aprecio, sr. Priante, pues habla muy bien de su obra (tb en la web de Schopenhauer). Y a decir verdad, por lo poco que he leído de usted esa propaganda me parece acertada.

    Por otro lado, me ha hecho especial gracia lo que se ha comentado sobre Savater, todo un icono cultural de la democracia española. Por mi parte, pero, tengo la suerte de no haber perdido nunca el tiempo leyendo una obra suya, con lo cual no voy a opinar ni bien ni mal al respecto. Pero me ha hecho gracia.

    Ya para acabar, si bien es cierto que como lector soy parco y austero (leo poco), si algún día encuentro algún libro suyo (ojalá sea el de Cátulo), lo compraré. Seguro que me gustará.

    Saludos.

    • antoniopriante
      antoniopriante

      Gracias por tus palabras, t.d.p. (¿no te podrías cambiar el nombre?). Sí, Augustbecker es un admirador y un buen amigo. Pero no se ha revelado muy eficiente promocionando mi obra, que era su trabajo. Por eso he empezado a sustituirle en FB y TW.

      • TdP

        Bueno sr. Priante, yo conocí su blog a través de augustbecker; algo de eficiencia si que habrá tenido el hombre 😉

        Por cierto, si no es mucha molestia: ¿en qué medida le seduce y toma en serio a Schopenhauer? Me tiene inquieto 😉

        Saludos.

  3. O decía creer en eso. Quien sabe amigo «Del dicho al hecho hay un trecho» 😉

    Y sí, quizás hoy en día tenemos otras mentiras, a fin de cuentas ¿quien conoce realmente el mundo? ¿Acaso el genio? 😉 Sin embargo que usemos mentiras no implica que nos las creemos. ¿Hay diferencia no?

    La creencia supone:
    1) La verdad debe de existir.
    2) No tengo medios para defender que algo sea realmente verdadero, sin embargo estoy convencido de que es verdadero y por lo tanto, quizás alguien lo demostrará algún día de forma irrefutable. De momento me vale con tomarlo por cierto, sin más, y defenderlo como tal.

  4. «La pusilanimidad, la cobardía puede ser un gran pecado, que quizá se pague con la condenación eterna.»

    El pecado no existe, como no existen los ángeles. Forma parte de las ficciones y mentiras de la iglesia 😉

    • antoniopriante
      antoniopriante

      Quizá no queda bastante claro – y menos para el tonto del pueblo – que el que habla es Dante Alighieri, que creía en el pecado y en la Iglesia. Hoy tenemos otras creencias y otras mentiras, ya lo sé…

      • Baphomet
        Baphomet

        ¡Ufff! Entre Nemesio y El tonto del pueblo, yo ya estoy creyendo hasta en la reencarnación. 😉

        Texto más que oportuno, Antonio.

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