Pensamientos a pares VI

exxtraterrestres

36

Puedo elegir lo que quiero, pero no lo que me impulsa a querer lo que quiero.

La libertad tiene cien caras o versiones. La mayoría, falsas.

37

Una visión pesimista del mundo, más que describirnos el mundo, nos informa sobre la persona que la tiene.

Una visión optimista del mundo, más que describirnos el mundo, nos informa sobre la persona que la tiene.

38

Hay dos clases de males: el mal que reparte la naturaleza y el que causan los malvados. Con todas sus dificultades, es más fácil luchar contra el primero.

El “buenismo” es una palabra inventada por los que practican el «malismo». (La bondad sospechosa)

39

En la Antigüedad se aparecían los dioses. En los siglos cristianos se aparecían Jesús, la Virgen y los santos. En la era tecnológica se aparecen los extraterrestres. Siempre esclavos de los mitos del siglo.

Cada época tiene su realidad (y su imaginación) indiscutible. Es imposible ver otra distinta desde el interior de la misma época, por muy real que sea.

40

Es evidente que la muerte es un final. Que sea el final depende de los gustos o anhelos del observador.

La esperanza es la virtud de aguardar algo que se sabe que es casi imposible que se presente.

41

Para escribir esto pienso, es decir, procuro someter los procesos mentales a una disciplina.

Por lo general, somos pensados: los pensamientos campan a sus anchas por la mente, sin tenernos apenas en cuenta.

42

No hay ejercicio más sano para el bien de la humanidad que ponerse en el lugar del otro.

Si pudiésemos ver lo que en realidad hay en el interior del otro cesarían las envidias y los odios. Y una inmensa compasión inundaría el mundo de lágrimas.

(Ver anteriores) (Pensamientos a pares VII)

2 comentarios

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2 Respuestas a “Pensamientos a pares VI

  1. Gracias por las frases Priante! La mayoría son excelentes. Con la siguiente, muy cierta y revolucionaria, como dice el tango, se me piantó un lagrimón: «Si pudiésemos ver lo que en realidad hay en el interior del otro cesarían las envidias y los odios. Y una inmensa compasión inundaría el mundo de lágrimas.»

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